Hoy el desarrollo del cuerpo legal y jurídico respecto a la igualdad entre hombres y mujeres, el avance de la teoría de género, del pensamiento feminista o los cambios sociales, son reconocibles como éxitos de la mujer. Sin embargo, todavía cuestiones como la violencia de género, la precariedad o la brecha salarial siguen suponiendo un grave problema para la sociedad actual.

Uno de los casos de violencia de género con mayor relevancia de los últimos años en España y que ha tenido fuerte repercusión en todo el mundo es el conocido como “La Manada”.

La Manada fue un hecho de violencia sexual que tuvo lugar en Navarra, España, el 7 de julio de 2016. Cinco hombres abusaron sexualmente de una mujer de 18 años durante las fiestas de San Fermín.

El caso fue de los más seguidos por la opinión pública y produjo gran controversia debido a que la estrategia principal de la defensa judicial de los abusadores fue atacar y denunciar la actitud de la víctima.

Según nos cuenta Carmen Ruiz Repullo, profesora e investigadora de la Universidad Pablo de Olavide, “La violencia sexual está mucho más instaurada en la sociedad de lo que pensamos. Vivimos en una cultura de violación que sigue culpabilizando a la víctima y justificando al culpable, que sigue utilizando a las mujeres como reclamo sexual, que sigue reproduciendo chistes sexistas que no están indignando a toda la ciudadanía.

Encontrar a chicas que no hayan sufrido algún tipo de violencia sexual es difícilmente posible. Cuando abordas el tema de las agresiones sexuales y pones encima de la mesa todas las formas en que se produce y reproduce,  desde el piropo hasta la agresión múltiple, no encontramos chicas que no hayan sufrido alguna de estas agresiones”.

Llama la atención la fuerte repercusión de este caso cuando situaciones similares que han tenido lugar en España han pasado mucho más desapercibidas.

Para la experta, esto se debe al momento social actual. “La repercusión del caso La Manada guarda mucha relación con el momento social que estamos viviendo.

La agresión múltiple de La Manada ha provocado que la sociedad comience a despertar de una anestesia patriarcal que nos tenía adormecidas y adormecidos. Pero también a nivel internacional, la denuncia del acoso sexual en la industria cinematográfica, el fenómeno #MeToo (Ni Una Menos), ha sido fundamental también para esta toma de conciencia.”

Durante el proceso judicial, muchas personalidades y personajes públicos defendieron la inocencia de los acusados, alegando principalmente que la víctima “no opuso resistencia al acto sexual”.

Concretamente uno de los tres jueces que llevó el caso, Ricardo Javier González, no apreció en los hechos ningún comportamiento constitutivo de delito sexual. La gravedad que supone socialmente que un personaje jurídico adopte esta postura es “un riesgo para todas las mujeres, una justicia que legisla contra las mujeres y a favor de los agresores nos frena a la hora de poner una denuncia, nos silencia, nos deja desamparadas a nivel judicial”, cuenta la profesora.

“Actualmente la reformulación del Código Penal [español] en relación a los delitos sexuales, debe contemplar las distintas formas de agresión sexual y resolver el tema perverso del consentimiento teniendo en cuenta que ‘consentir’ no es ‘desear’, y que la no utilización de la fuerza no implica consentimiento. No siempre que consentimos, deseamos. Sin embargo, siempre que deseamos, consentimos.”

Además, en España sólo en el año 2017 se han recogido un total de casi 30 mil víctimas de violencia de género (con sentencia firme), según el Instituto Nacional de Estadística.

Para la profesora, la polémica y posible liberación de los acusados “hubiera supuesto una ocupación masiva de las calles, de las redes sociales, de los medios de comunicación. Pero lo más preocupante, es que las mujeres hubiésemos quedado en una posición jurídica y social vulnerable, un fracaso sin duda, no solo del sistema judicial, sino de la sociedad en su conjunto.”

Entre las múltiples reacciones sociales ante el caso de La Manada, destacan las movilizaciones contra la sentencia final, la reprimenda social de países extranjeros, la evidente necesidad de revisar el código penal o la falta de formación de las instituciones tradicionales en perspectiva de género.

 

“A partir del caso de La Manada, la sociedad ha demandado a las administraciones una revisión profunda no solo a nivel legislativo, sino a nivel social. Espero que dentro de poco tiempo, tengamos una legislación en materia de agresiones sexuales que proteja a las mujeres y que realmente contemple todas las formas de agresión sexual que sufrimos.”

La mayoría de víctimas de la violencia machista no considera que las agresiones sufridas sean delitos, hecho que junto con una alta tolerancia a la violencia social, hacen que sean pocas mujeres las que inicien un proceso judicial. Sin embargo, la mujer se está empoderando, conquistando nuevos espacios y logrando un cambio social.

No pienso que estemos en una sociedad donde las chicas tengan más miedo que antes, pienso que ahora hay mayor conciencia sobre el por qué tenemos miedo, el por qué nos lo han ido inculcando desde pequeñas, y esto está provocando que le demos la vuelta, que comencemos a afrontar los miedos para realmente ser libres y ocupar los distintos espacios en libertad”, declaró la profesora Ruiz.

Por Paula Rubio  (España)

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